Tras la cosecha de contratos para los sistemas Patriot PAC-3 en Europa, le toca el turno a Controles de sistemas Aegis desarrollarse, tanto en España como en Australia. Sin embargo, las ofertas europeas, en particular los sistemas PAAMS o MAMBA de MBDA, basados en misiles Aster, son al menos tan eficientes como sus homólogos estadounidenses y mucho menos costosos. ¿Cómo podemos explicar, entonces, los repetidos éxitos de la industria estadounidense?
Las razones de estos éxitos son las mismas que las del F-35 o el P8, que se llevan la mayor parte de los contratos de defensa de sus respectivos mercados: Estados Unidos ha logrado imponer estándares de defensa cerrados, enfrentando a quienes están en el poder a la difícil elección de estar dentro o fuera. Sin embargo, estar excluido de la norma equivale a estar, mecánicamente, excluido de la interoperabilidad con las fuerzas estadounidenses, percibidas hoy con razón como garantes de la seguridad, tanto en Europa como en Asia.
Sería inexacto achacar esta situación al lobby estadounidense o a la debilidad de los países que deciden respetar la norma dotándose de equipos estadounidenses en lugar de europeos. De hecho, si Estados Unidos pudo promover estas normas, ello está relacionado sobre todo con la retirada de las grandes potencias europeas de la cuestión de la defensa tras el colapso soviético. De hecho, sería ilusorio pedir a los rumanos, a los países bálticos o a los polacos que favorezcan una Europa de la defensa, sabiendo que hoy esos países perciben a Estados Unidos como el único baluarte contra el ascenso del poder ruso. ¡Con Razones! Porque no son los 200 Leclerc franceses, los 350 Leopard 2 alemanes y los 180 Challenger británicos los que son capaces de disuadir a los 2500 tanques pesados rusos modernos apostados en los distritos occidentales.
Estados Unidos recién está cosechando los frutos de sus sostenidas inversiones en Defensa en la década de 2000, mientras que los gobiernos francés, alemán, británico e italiano no tenían otros objetivos en mente que reducir el gasto en Defensa tanto como fuera posible.
Para que los países europeos vuelvan al redil europeo, se necesitarán muchas más ventajas que unos pocos miles de millones de inversiones distribuidas por la UE. Esto dependerá sobre todo de la capacidad de las principales naciones europeas para construir rápidamente una alternativa de defensa al protectorado estadounidense, preámbulo imprescindible antes de proponer nuevos estándares de defensa.