China destaca por permanecer discreta antes de que su poder sea tal que sus adversarios queden abrumados. Este fue el caso de su ascenso en poder industrial, así como de su expansión diplomática, particularmente en África. En el ámbito armamentístico, China ha sido considerada durante mucho tiempo completamente insignificante, ya que es incapaz de producir equipos eficientes y fiables. Pero eso fue antes...
La industria de defensa china actual ya no tiene mucho en común con esta visión anticuada. Por el contrario, los mayores presupuestos y ambiciones de Beijing han permitido a varias empresas chinas convertirse en actores globales en esta industria tan selectiva. Sin embargo, excepto en determinadas áreas específicas, como los drones MALE, las exportaciones de equipos de defensa chinos siguen siendo limitadas, lo que explica en parte la falta de reacción de las industrias occidentales. De hecho, en medio de la redefinición y reconstrucción de sus herramientas de defensa, la industria de defensa china hoy trabaja abrumadoramente para las fuerzas armadas chinas. Las exportaciones de armas, que siguen creciendo muy rápidamente, están reservadas por el momento a la cooperación estratégica para incorporar a determinados socios a la esfera de influencia china. Es el caso, por ejemplo, de Pakistán, que en pocos años pasó del ámbito americano al ámbito chino, pero también de varios países asiáticos y africanos.
Sin embargo, no se espera que esta situación dure mucho tiempo y vemos cada vez más que las ofertas chinas se posicionan frente a las ofertas occidentales y, en particular, europeas. De hecho, a diferencia de Estados Unidos o Rusia, China puede parecer un proveedor más neutral desde un punto de vista geopolítico, un mercado europeo tradicional. Además, el Estado chino controla todas las empresas de Defensa, lo que le permite articular modelos económicos mucho más elaborados que los occidentales, teniendo en cuenta los efectos económicos pero también políticos en el desarrollo de una oferta.
De hecho, cuando Pekín decida posicionarse sistemáticamente en las licitaciones de países africanos, de Oriente Medio, asiáticos y sudamericanos, el shock probablemente será especialmente duro para los europeos, cuya supervivencia de la industria de Defensa se basa en las exportaciones, un Un hecho que no habrá pasado desapercibido para los estrategas chinos. De hecho, la debilidad de los pedidos internos, ya sea en Francia como en Italia, Alemania, España o Gran Bretaña, limita la supervivencia de las empresas europeas, especialmente porque el mercado europeo es, por su parte, dominio exclusivo de la industria estadounidense.
La cuestión no es preguntarse si tal escenario se producirá o no, sino cuándo sucederá y cómo afrontarlo, de lo contrario la industria de defensa china corre el riesgo de hacer sonar el canto del cisne de la autonomía estratégica europea.
Para poder hacer frente a este peligro inmediato, será necesario reforzar rápidamente los pedidos internos para reducir la exposición a las exportaciones, manteniendo al mismo tiempo un nivel de inversión tecnológica que le permita hacer frente a la producción china. También sería pertinente cambiar la estructura de las ofertas, en particular hacia los países europeos, para integrar la compensación fiscal en lugar de la compensación industrial, a fin de mantener una industria concentrada y beneficiar al mismo tiempo a los clientes. En consecuencia, el papel del Estado en la industria de la Defensa estará llamado a fortalecerse, y no al revés, para poder resistir este gran trastorno en el futuro mercado de equipos de Defensa.
Para conocer más sobre el tema, lee el artículo en inglés (4 min)