Según el bien informado Michel Cabirol en Le Tribune, el presidente Macron podría firmar un nuevo contrato de defensa con el presidente egipcio Sissi con motivo de su visita oficial a El Cairo del 27 al 29 de enero de 2019. Esto implicaría a partir de un pedido de 12 Rafale adicional,que complementa las 24 unidades adquiridas en 2015 por Egipto, el primer cliente exportador del avión francés.
Esta firma no dejará de plantear dudas sobre la sostenibilidad de la deuda pendiente de Egipto con Francia, que hoy ya alcanza los 6 millones de euros. Más allá del bloqueo estadounidense sobre las tecnologías a bordo del misil SCALP, es la cuestión del importe pendiente la principal responsable de los retrasos en la consecución de un acuerdo con El Cairo.
Esta cuestión también está en el centro de las dificultades encontradas por Naval Group en la negociación con este mismo país para la construcción de 2 corbetas Gowind2500 adicionales, o en la negociación con Grecia en relación con las fragatas FTI Belh@rra.
Sin embargo, es muy posible que el paradigma utilizado para evaluar la sostenibilidad de este monto pendiente y el riesgo financiero asociado sea, de alguna manera, erróneo. De hecho, los ingresos sociales y tributarios generados por tales contratos mitigan en gran medida el riesgo de impago de las finanzas públicas por parte de los clientes. Entonces, un contrato por 12 Rafale y equipos, que estimaremos aquí en 2 millones de euros, genera 500 millones de euros de inyección en la industria de la defensa francesa en 4 años.
Según estudios realizados en los ámbitos de empleo de la Defensa, 1 millón de euros invertidos en la industria de la Defensa supone la creación (o el mantenimiento en actividad) de 10 empleos industriales directos, a los que se suman 9 empleos indirectos, de subprocesamiento. Estos 19 empleos generan a su vez 8 empleos inducidos, vinculados al consumo de los empleados. Estos 27 puestos de trabajo generan una media de 28.000 euros en ingresos sociales y fiscales cada año. Además, una persona desempleada le cuesta al Estado, de media, 26.000 euros al año en prestaciones sociales y medidas de apoyo. Nuestros 27 puestos de trabajo generan así un saldo presupuestario de 1.458.000 euros al año, es decir, una vez y media la cantidad invertida inicialmente.
Este enfoque, resultante de la doctrina de la Defensa de la Valoración Positiva, cambia radicalmente la percepción del riesgo de exportación. Si bien es evidente que no debemos vender indiscriminadamente material de Defensa, se trata sobre todo de evaluar el riesgo no sólo en términos del compromiso financiero, sino también del equilibrio presupuestario generado.
También destaca el papel de la subcontratación en el modelo económico de la Defensa Nacional. Así, en el caso de Rafale, la gran mayoría del valor añadido del dispositivo y de su equipamiento se produce efectivamente en Francia, por lo que las cifras indicadas anteriormente son coherentes. Este no es el caso de las corbetas Gowind2500, cuyo valor se importa en gran parte, lo que reduce en gran medida la eficiencia económica real de las exportaciones.
En cualquier caso, tener en cuenta el equilibrio presupuestario en los programas de exportación probablemente abriría importantes oportunidades, o incluso modelaría ofertas muy atractivas y muy competitivas, incluso frente a países con costes laborales inferiores, como Rusia o Porcelana. Se trata, por tanto, de una importante palanca en la competencia internacional que está en marcha para mantener una industria de defensa potente y autónoma en Francia.