La Dirección General de Armamento indicó que había ordenado 4 cápsulas de repostaje adicionales, además de los 12 encargados inicialmente, destinados a equipar el Rafale M para misiones de reabastecimiento. Esta capacidad, heredada de los Super-Etendards modernizados, permite una Rafale transferir 2 toneladas de combustible a un dispositivo (otro Rafale), a 700 km del portaaviones, ampliando así el radio de acción y/o el tiempo en objetivo de la aeronave repostada.
Esta capacidad es cada vez más crítica hoy en día, con el desarrollo del alcance y la precisión de los misiles antibuque en las baterías costeras, lo que obliga al portaaviones a operar cada vez más lejos de la zona de conflicto. Es esta misma observación la que llevó a la Marina de los EE. UU. a desarrollar el dron de reabastecimiento de combustible MQ-25 Stingray.
