El pasado 29 de julio India y Birmania (Myanmar) firmaron un acuerdo de cooperación militar, con el objetivo de incrementar su defensa común. El general Min Aung Hlaing, jefe de la Defensa birmana, se reunió en particular con el almirante Karambir Singh, jefe de las fuerzas navales indias.
De hecho, la cooperación marítima entre ambos países ha sido una de las principales áreas de desarrollo del acuerdo. Nueva Delhi y Naypyidaw (capital de Birmania) han expresado así su deseo de desarrollar una vigilancia marítima conjunta de la región del Golfo de Bengala, de colaborar en la creación de infraestructuras marítimas o de reforzar su cooperación en materia de defensa.
Durante estas reuniones también se concluyó que India proporcionará a Birmania su primer submarino: un sumergible clase Kilo, fabricado por la URSS y adquirido por India en los años 1980. Una vez renovado, el submarino será entregado a Birmania durante 2019 y servirá como buque escuela para formar a futuros submarinistas, con el objetivo de obtener posteriormente edificios más modernos para constituir una flota. Naypyidaw realizará el pago del barco utilizando un crédito especial ofrecido por la India para permitir a Birmania modernizar su ejército. De hecho, la India está tratando de acercarse a Birmania para contrarrestar la presencia de China allí (Nueva Delhi es uno de sus principales proveedores de armas, junto con China, Rusia e Israel).
Birmania, que sirve de puente entre el sur y el sudeste asiático, está en el centro de una lucha por la influencia entre India y China; más concretamente Arakan (o Estado de Rakhine), situado en la costa birmana. Para China, Arakan es extremadamente estratégico: transporta petróleo desde el Golfo Pérsico directamente a la región china de Yunnan, a través de oleoductos desde el puerto de Kyaukphyu, sin tener que pasarlo por el estrecho de Malaca. Lógicamente, la región de Arakan es, por tanto, parte integrante del futuro “collar de perlas” chino.
India también considera la región como un centro neurálgico de la geopolítica local. La costa arakanesa constituye una de las principales interfaces de la Bahía de Bengala; Además, desarrollar su influencia allí es vital para la India a fin de evitar una presencia demasiado fuerte de China. Por tanto, la integración de la costa birmana y de Bangladesh en una zona económica fuerte es esencial para Nueva Delhi. Por este motivo, la India apuesta fuertemente por el proyecto Kaladan, que pretende conectar Sittwe, capital de Arakan, con el estado de Mizoram (situado en los remotos territorios del noreste de la India), pero también con Calcuta y Chennai, sus principales puertos. en su costa oriental.
Por tanto, el desafío para Nueva Delhi es triple: contrarrestar la creciente influencia de China en la región, disponer de un espacio integrado que constituya una puerta (y vigilancia) al estrecho de Malaca y, por último, abrir sus estados nororientales (incluidos Arunachal Pradesh, Assam, Manipur, Meghalaya, Mizoram, Nagaland y Tripura). Atravesados por oleadas de violencia en los años 70 y 80, los territorios del noreste siguen siendo histórica y culturalmente resistentes a la integración con la India, cuyo vínculo fue impuesto por los colonos británicos y luego por la nueva potencia central india. Las tensiones siguen vivas desde que, en 2015, los separatistas naga (principal grupo étnico de Nagaland, distribuido también en otros estados del noreste y en Birmania) lanzaron una serie de ataques contra las fuerzas de seguridad indias.
Por lo tanto, un noreste sin salida al mar y económicamente estancado podría constituir una potencial palanca de influencia para una China ya presente en Birmania y Bangladesh. De ahí la urgencia de que Nueva Delhi acelere la integración económica, de seguridad y marítima del Golfo de Bengala.
Robin Terrasse – Analista de la Ruta de la Seda