Rara vez se plantea la cuestión de la sustitución de aviones perdidos por accidente o en combate (principalmente alas giratorias). A esto se suma la tasa extremadamente preocupante de disponibilidad de Equipos recientes, como el Tiger. (entró en servicio en 2005 y tiene una antigüedad promedio de flota de siete años) o NH 90 (entró en servicio en 2010 en su versión marina y en 2011 en su versión terrestre), que muestra tasas de disponibilidad técnica muy bajas, por un importe de 25% para el Tiger, 37% para el NH 90 en su versión terrestre y 41% en su versión marina. [efn_nota]Informe del Senado de 11 de diciembre de 2019 : la flota de helicópteros del ejército: costes de mantenimiento en alza, indisponibilidad crónica, esfuerzos que deben ampliarse[/efn_note]
Además del Cougar perdido frente a las costas de Gabón en 2009, que provocó la muerte de 3 miembros de la tripulación y cinco operadores del 13.º RDP, el accidente de Indelimane, que provocó la muerte de 13 pilotos y comandos, destruyó un segundo Cougar y un tigre. Este es el tercer Tiger perdido en combate. El primero tuvo lugar en Afganistán, otro resultó gravemente dañado al comienzo del Serval en 2013. En el Sahel, la ALAT perdió, por tanto, dos Tigres, un Cougar, un Caracal y al menos tres Gazelles. En cuanto a la Fuerza Aérea, habría perdido dos Mirage 2000D, de los cuales un MK3, un MQ-9 Reaper y varios CASA 235 resultaron dañados.
Sin embargo, se ordenó un solo H225M Caracal para reemplazar el avión perdido en 2018 por la Fuerza Aérea. La flota ALAT está sufriendo un desgaste, por lo demás estadísticamente predecible, inducido por el uso intensivo de sus helicópteros en combate o en preparación para el combate.
La Ley de Programación Militar prevé un objetivo de 2025 helicópteros de reconocimiento y ataque hasta 147, es decir, 67 TIGRE + 80 GAZELLE, así como 115 helicópteros de maniobra compuestos por 70 NH 90 Caïman, 11 PUMA, 26 COUGAR renovados y 8 CARACAL. Por lo tanto, a partir de ahora es necesario cuestionar la pertinencia de tal objetivo, dados nuestros contratos de compromiso actuales y la proyección de estos contratos en el futuro si no es probable que se reemplace el equipo perdido. Además de sustituir los equipos más antiguos por aviones modernos, como es el caso del NH 90 Caiman que sustituye al Puma, o del futuro H160M Guépard que sustituirá al ALAT Gazelle (entre otros), se hace necesario volver a tener en cuenta, en el modelos de previsión, desgaste accidental y desgaste en combate para que las fuerzas armadas puedan tener a largo plazo el formato que las Leyes de Programación y otros Libros Blancos consideran necesario.
Tenga en cuenta que el desgaste y el desgaste previsto de los equipos, así como del personal que los utiliza, debido a la presión operativa efectiva, no afectan sólo a la flota de helicópteros, aunque esto se cita a menudo como referencia. Toda la flota aérea, pero también los vehículos blindados, los sistemas de artillería o, más prosaicamente, los sistemas de comunicación, la visión nocturna o el armamento de fuerza, están experimentando una aceleración muy notable en su indisponibilidad y la reducción de la flota debido a esta presión. Así, menos de la mitad de los 77 cañones autopropulsados César del Ejército se encuentran hoy en capacidad de disparo, debido a su uso intensivo en Irak y Siria, mientras que sólo 5 cañones estaban desplegados permanentemente allí.
Por lo tanto, entendemos los repetidos mensajes de los Jefes de Estado Mayor de los 3 ejércitos, así como de su líder, el general Lecointre, a alertar tanto a las autoridades políticas como a la Representación Nacional a propósito de eso. Parece esencial que antes de las elecciones presidenciales de 2022 se lleve a cabo una reflexión profunda, independiente y objetiva sobre la evolución de las futuras amenazas y el formato de los ejércitos necesarios para responder a ellas, a fin de proporcionar a la opinión general Personal con amplio conocimiento de los temas actuales.
Roland Pietrini y Fabrice Wolf