Según declaraciones del Ministerio de Defensa ruso, los dos escuadrones equipados con interceptores Mig-31 pertenecientes a las fuerzas de aviación naval rusas están estará equipado con misiles balísticos hipersónicos Kh-47M2 Kinzhal, para asegurar, entre otras cosas, el control naval de las zonas árticas. En el comunicado de prensa se especifica que el misil podría utilizarse contra objetivos terrestres y navales, lo que sugiere que el Kinzhal sería capaz de dirigirse hacia un barco siempre que sea lo suficientemente grande.
Si se confirmara la información, sería una gran amenaza para las fuerzas occidentales, incluso antes de Entrada en servicio del misil antibuque hipersónico Tzirkon.. Con un alcance de 2000 km, una trayectoria semibalística, un lanzador aéreo y una velocidad de Mach-10, el misil Kh-47M2, que también puede estar armado con una ojiva nuclear, es hoy imposible de interceptar por los sistemas antimisiles existentes. Sumando el alcance estimado de un Mig-31 modificado para transportar el Kinzhal, Rusia podría crear un perímetro de denegación de acceso para las principales unidades navales occidentales de 2500 a 3000 kilómetros alrededor de sus costas.
Si bien no hay duda de que el Kh-47M2 es realmente funcional e hipersónico, existen dudas sobre su capacidad para detectar y apuntar a un objetivo naval móvil. Pero hoy estas dudas, si no disipadas, al menos se han reducido en gran medida. De hecho, en un artículo publicado en el sitio web Sveszda en marzo de 2018El especialista Alexeï Leonkhov indica que el misil está guiado por una unidad inercial reajustada por el sistema de posicionamiento por satélite ruso GLONASS. Además, sería posible restablecer dinámicamente la posición del objetivo después del lanzamiento, sin necesidad de explicar el método. Sobre todo, el Kinzhal dispondría de un sistema de guiado óptico que le permitiría detectar su objetivo en la fase terminal y garantizar el guiado hasta el impacto, incluso hacia un objetivo en movimiento.
Es interesante observar que la guía se presenta como "óptica" y no "infrarroja", lo que paradójicamente da credibilidad a la declaración, ya que la liberación de calor ligada a la fricción del aire sobre la célula del misil durante el vuelo, y en Especialmente cuando penetra en las capas inferiores de la atmósfera, genera una liberación de calor muy importante, que haría inoperable cualquier sistema de infrarrojos. Por otro lado, esto también sugiere que el sistema de guiado podría verse perjudicado considerablemente en caso de mal tiempo o de noche. Finalmente, esto supone que los elementos de guía inercial/Glonass son lo suficientemente precisos para llevar el misil dentro del alcance óptico del objetivo para que el buscador óptico pueda tomar el control.
A partir de entonces, el Kinzhal aparece como una solución de espera, ciertamente impresionante, pero con prestaciones muy inciertas, especialmente en el Ártico, donde las condiciones meteorológicas rara vez son óptimas. Sin embargo, a la espera de la entrada en servicio de una versión aerotransportada del Tzirkhon capaz de equipar Bombarderos supersónicos de largo alcance Tu-22M3M Backfire, el Kinzhal montado en el Mig-31 permitirá representar una amenaza difusa pero real para mantener alejadas de las costas rusas a las grandes unidades navales occidentales, además de los sistemas Onyx y Bastion que ya arman los barcos y las baterías costeras del país.