Después de años de aplazamiento e inicialmente esperado para el año fiscal 2019, la posibilidad de integrar un sistema de armas láser en la amplia gama de armamentos del cañonera AC-130J Ghostrider parece aclarar nuevamente y ahora se espera para 2022. Presentado en mayo pasado por el Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea (AFSOC), es probable que este programa traiga capacidades tácticas sin precedentes, pero cuyos contornos y alcance de acción siguen siendo inciertos. Para comprender completamente los desafíos operativos que subyacen a la tecnología láser, que muchos dicen que son revolucionarios, es importante comprender cómo funciona, sus fortalezas pero también sus debilidades.
Los las llamadas armas láser actúa por efecto térmico y por la concentración de un rayo láser en una superficie, haciendo que este último se caliente para perforarlo. No impulsan nada más que energía térmica. Cuanto más poderosa es esta energía, más importantes pueden ser procesados los objetivos. Con un bajo costo de uso, un disparo láser puede perder eficiencia dependiendo de las variaciones climáticas (niebla, tormenta de arena, etc.) aunque tiene una directividad de haz muy alta en días despejados, lo que le permite '' alcanzar objetivos muy distantes, hasta varios cientos de kilómetros en teoría, con baja dispersión de energía y con una gradación de efectos según las necesidades y el tipo de objetivo (dron, avión, vehículo terrestre, etc.) .
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