Los drones ligeros representan una apuesta táctica decisiva en las batallas del mañana, y el número de programas destinados a diseñar estas pequeñas máquinas voladoras destinadas a reconocimiento o ataque, está aumentando en todos los ejércitos. Pero estos drones ligeros adolecen de una debilidad importante, su autonomía relativamente baja, lo que limita su uso hoy en día a las líneas de combate. los Programa GREMLINS de la agencia de innovación del Pentágono, la DARPA, apunta precisamente a resolver esta cuadratura del círculo, permitiendo que pequeños drones voladores sean lanzados pero también recuperados en vuelo por una aeronave, en este caso un C-130 Hércules sirviendo como avión Gigogne.
Para ser considerado un éxito, el programa Gremlins debe demostrar que es posible, en 30 minutos, soltar y luego recuperar 4 drones X-61A en vuelo, también conocido como Gremlins Air Vehicle o GAV. Este dron diseñado por la empresa Dynetics tiene 4,2 metros de largo con una envergadura de 3,47 my un diámetro de 57 cm, y tiene una masa de 65 kg. Está propulsado por el pequeño motor turborreactor F107 de la empresa Williams, que equipa notablemente el misil de crucero Tomahawk. Por tanto, puede alcanzar una velocidad de Mach 0,6 y tiene una autonomía de 2 horas y una autonomía de 350 km. Pero su mayor ventaja es el dispositivo de enganche que debería permitir que el C-130 lo recupere en vuelo, y así llevarlo de regreso a tierra con total seguridad, donde tiene que utilizar un paracaídas en tiempos normales.
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