Poco conocida, la Aeronáutica Naval de Rusia tiene recursos aéreos más que importantes. Además de los veinte Mig-29K y tantos Su-33 capaces de ser desplegados desde el portaaviones Kuznetsov, su flota de caza también consta de veinte Su-30SM, tantos Su-27 y Aviones de ataque Su-24M desplegados desde bases terrestres para proteger las aguas rusas. Sobre todo, alinea 32 interceptores MIG-31 que realizan misiones de interceptación cerca de las bases navales del país. Pero esta misión pronto se extenderá, ya que según la Agencia Tass, la Armada rusa se prepara para poner en servicio dos regimientos del Mig-31K, la versión especialmente modificada del interceptor para implementar el misil hipersónico 9-S-7760 Kinzhal.
Ya en servicio con la Fuerza Aérea Rusa, el par Mig-31K / 9-S-7760 dio el inicio de la carrera de misiles hipersónicos a partir de 2018, cuando Vladimir Putin anunció públicamente la existencia del misil. El Mig-31K es un Mig-31 adaptado para lanzar el misil 9-S-7760 a gran altura (12 a 14 km) y a alta velocidad (por encima de Mach 1), lo que le da al misil un alcance de más de 2000 km, un hipersónico velocidad superior a Mach 6, y una trayectoria "compleja" que lo hace casi imposible de interceptar por los actuales sistemas antimisiles occidentales. Este sistema de armas le da a la Fuerza Aérea Rusa la capacidad de atacar la mayoría de los sitios sensibles de la OTAN (cuarteles generales, centros de mando, nodos de comunicación, estaciones de radar, etc.) en Europa sin siquiera tener que salir de la burbuja de protección antiaérea del espacio aéreo ruso.
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