Observe la evolución de tensiones entre Estados Unidos y China alrededor de Taiwán da la impresión de ser testigo de una serie de eventos que inevitablemente conducen a un accidente dramático. Y claramente, ni Beijing ni Washington tienen la intención de intentar encontrar una alternativa a una confrontación potencialmente armada. Así, desde principios de 2021, Las fuerzas aéreas y navales chinas aumentan las demostraciones de fuerza organizando ejercicios cerca de la isla cuya independencia no es reconocida por Pekín. Por su parte, Estados Unidos, con un apoyo cada vez más fuerte de sus aliados directos japoneses, australianos y europeos, también está mostrando su fuerza y su determinación de no dejar Taiwán sin apoyo.
Así, desde principios de semana, el destructor estadounidense USS Curtiss Wilbur, un barco de la clase Arleigh Burke, cruzó el paso de Taiwán que separa la isla independiente del continente, antes de acercarse cerca de las Islas Paracel, considerándolas también pertenecientes a la China Popular después de Beijing inició la construcción de bases militares y aéreas unilateralmente en 2012 en estas islas también reclamadas por Taiwán. Esta maniobra enfureció a las autoridades de Beijing, y según los medios chinos, la intervención de la Armada china para "hacer retroceder" el barco estadounidense.
En respuesta a lo que Beijing considera una "provocación intolerable y peligrosa" y "apoyo a la independencia de Taiwán", la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación realizó un nuevo ejercicio con bombarderos de combate JH-7(foto de portada), un avión de alerta temprana Y-8EW y un avión de patrulla marítima y de guerra antisubmarina Y-8ASW, más allá de la línea que marca la división del espacio aéreo chino y taiwanés en el medio del paso de Taiwán. De acuerdo a los medios chinos, cuyo brío es cada vez más beligerante con el tiempo, esta demostración de fuerza muestra a Taiwán que las fuerzas chinas pueden, si lo desean, atacar y apoderarse militarmente de la isla, mientras que Estados Unidos tiene solo medios muy limitados y solo está presente una parte del tiempo para tratar de evitarlo.
La sucesión de provocaciones y contra-provocaciones, con su cuota de declaraciones agresivas y certezas afirmadas, recuerda la situación que continuó en la década de 80, en el apogeo de la Guerra Fría en Europa. También encontramos la misma evolución retórica pero también postural en Europa frente a Rusia, con una obvia sobreinterpretación de las posturas de cada uno, y el deseo afirmado de parecer más grande y más decidido que uno. En efecto, ni China, ni Rusia, ni Estados Unidos están hoy en día en la capacidad militar y económico-social para iniciar una guerra entre sí con posibilidades razonables de éxito y esperanza. De obtener ganancias que superen las pérdidas que generaría tal conflicto. .
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