Si bien numerosas observaciones han confirmado el aumento del número de soldados rusos desplegados a lo largo de las fronteras ucranianas, al este frente al Donbass, en Crimea pero también en Bielorrusia, donde se encuentran desplegados no menos de 30.000 soldados rusos, y que la flota rusa ha iniciado vastas maniobras navales en el Atlántico, Mediterráneo y Mar Negro reuniendo a 140 buques militares, Washington ha decidido endurecer considerablemente su tono en las últimas horas, en una acción conjunta llevada a cabo en la Casa Blanca, pero también en el Pentágono, en el Congreso y Naciones Unidas, en un ambiente que recuerda las horas más tensas de la Guerra Fría.
Este endurecimiento sigue la respuesta escrita dada la semana pasada por Washington para responder oficialmente a las demandas planteadas por Moscú para desactivar la crisis actual. Debido al carácter muy excesivo de las exigencias formuladas por el Kremlin, como el compromiso de nunca integrar a Ucrania, pero también a Georgia, Suecia y Finlandia en la OTAN, y la retirada de las fuerzas de la OTAN de los países del este que se habían unido a la alianza después de 1997, hay pocas dudas de que serían rechazados por Washington como por todos los aliados occidentales. Además, parece que el cálculo liderado por la diplomacia rusa sobre una fragmentación de la alianza atlántica ante las amenazas militares rusas ha fracasado, tomando al fin y al cabo posturas cada vez más firmes de los países europeos contra Moscú y en apoyo a Ucrania. Incluso Alemania, antes percibida como vacilante y todavía opuesta a enviar equipo militar a Kiev, ahora muestra una cara mucho más decidida, incluso habiendo anunciado la posible reconsideración del gasoducto NordStream 2 en caso de un ataque ruso a su vecino ucraniano.
Es en este contexto de alianza fortalecida y amenazas crecientes que Washington lanzó hoy una gran ofensiva diplomática y de comunicación para tratar de poner de rodillas a Moscú, luego de que el llamamiento de la semana a Beijing a "razonar con Moscú" se ha convertido en el de facto alianza que ahora existe entre Rusia y China. Esto se lleva a cabo simultáneamente en 3 ejes, un componente diplomático con la convocatoria del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, un componente legislativo con la próxima presentación de la “Madre de todas las sanciones” por voto bipartidista en el Congreso, y un componente operativo, con la llamada directa del Jefe de Estado Mayor estadounidense en Moscú a "Dar la vuelta", mientras que 8.500 hombres del Ejército de EE. UU. han sido puestos en alerta máxima para ser desplegados, si es necesario, en menos de 5 días en Europa.
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