Si hay un área en la que el saber hacer de la defensa francesa es universalmente reconocido, es en la guerra antisubmarina. Ya se trate de sus fragatas, sus submarinos o sus aviones de patrulla marítima, la Marina francesa ha demostrado muy a menudo tecnicidad y capacidades avanzadas, superando incluso las de sus muy eficaces aliados, estadounidenses y británicos. Así, en varias ocasiones en los últimos años, las nuevas fragatas francesas de la clase Aquitaine han ganado el concurso "Hook'em" organizado por la Marina de los EE. UU., premiando a la(s) mejor(es) tripulación(es) de la OTAN en el campo de la guerra antisubmarina.
Si la Armada francesa cosecha los honores en este ámbito, se debe en parte al saber hacer operativo y al entrenamiento muy exigente de sus tripulaciones, pero también gracias a equipos especialmente eficientes y optimizados para esta misión. Así, si la clase francesa FREMM Aquitaine no tiene ni la velocidad ni el desplazamiento de su prima italiana, tiene por otro lado una discreción acústica mucho mayor, en particular gracias al uso de hélices de paso fijo optimizadas para esta misión. Pero es precisamente en el campo del Sonar donde debemos buscar los mejores argumentos para esta excelencia operativa, y en particular en el sonar remolcado de profundidad variable CAPTAS-4 que equipa a las nuevas fragatas francesas, pero también a las italianas, españolas o todavía Británico. Y la lista de clientes de CAPTAS se ampliará aún más con las más prestigiosas referencias en este campo, ya que según Contralmirante Casey Moton, que supervisa la construcción de las nuevas fragatas de la clase USS Constellation para la Marina de los EE. UU. (y que se derivan de los FREMM italianos), el sonar Thales fue seleccionado específicamente para equipar estos barcos.
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