Desde hace varios meses, los programas franco-alemanes de cooperación industrial de defensa sufren una profunda divergencia industrial, como es el caso de la oposición entre Dassault Aviation y Airbus DS en el ámbito del nuevo programa de aviones de combate FCAS generación, o entre Nexter y Rheinmetall en el del programa de tanques de combate del futuro MGCS. Además, Berlín se ha distanciado o incluso se ha retirado de ciertas colaboraciones, como el programa de aviones de patrulla marítima MAWS hundido por la adquisición de los estadounidenses P-8A Poseidons, el programa de evolución del helicóptero de combate Tiger 3 que sólo producirán París y Madrid (pero en las que participarán empresas alemanas), o el mortinato programa de artillería CIFS del futuro, oficialmente relegado a las calendas griegas, sabiendo que ahora es muy poco probable que realmente pueda surgir algún día. Más allá de las oposiciones industriales, se produjo un sutil pero cada vez más marcado movimiento de retirada. iniciado por las autoridades alemanas hace 2 años, y acentuada desde la salida de Angela Merkel de la Cancillería. Sin embargo, las declaraciones realizadas en los últimos días, al igual que las decisiones anunciadas por Berlín, dan hoy un nuevo paso adelante en este probable divorcio en ciernes entre París y Berlín en el ámbito de la Defensa.
De hecho, las declaraciones se han multiplicado a lo largo del Rin para cuestionar la relevancia de esta cooperación, en el sentido más amplio del término. La más espectacular, sin duda, la realizó el propio Jefe de Estado Mayor de la Bundeswehr, el general Eberhard Zorn. Al hablar el 12 de septiembre ante el Consejo Federal de Relaciones Exteriores, la DGAP, este último declaró que hoy se necesitan equipos que rueden, naveguen y vuelen, realmente disponibles y operativos, y no vagos proyectos europeos en el futuro con desempeño incierto. Y añadir que los ejemplos recientes acreditan sus reservas, precisando que no quería dar ejemplo para no apuntar a ciertos industriales. Esta declaración tuvo el efecto de una bomba en la prensa alemana, muchos expertos denunciaron en particular la falta de progreso de los programas FCAS y MGCS, y no dejaron de proponer soluciones alternativas, como el programa británico FCAS, y el KF-51 Panther por Rheinmetall.
Esta declaración se produce cuando oficialmente la posición de Berlín sigue siendo la de apoyar la cooperación europea, como reiteró Olaf Scholz el 30 de agosto en Praga. Sin embargo, probablemente no sea obra del general Zorn, exasperado por la falta de avances en determinadas cooperaciones. Recordemos que cuando su homólogo de la Luftwaffe expresó su preferencia por el F-35 estadounidense sobre el Typhoon y al Super Hornet por la modernización de su ejército; Angela Merkel había agradecido rotundamente a este último por no haberse adherido a la doctrina oficial. Por el contrario, las declaraciones del general Zorn de hoy parecen unir muchas voces a lo largo del Rin, tanto expertos como políticos, que creen en particular que Berlín es el único actor europeo capaz de financiar programas como FCAS/FCAS y MGCS. Último anuncio impactante aunque anticipado, las autoridades alemanas anunciaron ayer que habían seleccionado el sistema antibalístico Arrow 3 del IAI israelí diseñado en colaboración con Boeing para armar el escudo antiaéreo y antimisiles europeo propuesto por Olaf Scholz hace dos semanas, y esto, mientras Francia e Italia están desarrollando por su parte el misil antibalístico Aster Block 1NT, verdaderamente europeo y capaz de interceptar misiles con un alcance de más de 1500 km, es decir, la parte esencial del arsenal táctico ruso.
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