A principios de la década de 70, Irán era considerado uno de los aliados más valiosos de Estados Unidos en Oriente Medio para controlar la amenaza soviética así como el creciente poder de las fuerzas armadas iraquíes, que contaban en gran parte con el apoyo y equipamiento de Moscú. En 1972, el presidente R. Nixon autorizó la venta a Teherán de uno de los aviones de combate más avanzados del arsenal estadounidense, el F-14 Tomcat, así como del flamante misil AIM-54 Phoenix con guía de radar activo, capaz de alcanzar objetivos aéreos a una distancia de hasta 130 km, para contrarrestar la llegada de nuevos Mig-25 a la fuerza aérea iraquí. Cuando el régimen de Sha fue derrocado por la Revolución Islámica en 1979, la Fuerza Aérea de Irán desplegó una formidable flota de cazas con 80 F-14 Tomcat, más de 220 F-4 Phantom 2 y 130 F-5 Freedom Fighter. Pero la crisis de los rehenes en la embajada estadounidense en Teherán convenció a Washington de imponer sanciones muy estrictas al país, cancelando los pedidos de 160 F-16 y 230 F-18 firmados poco antes del colapso del régimen por Mohhamad Reza Sha.
Las oportunidades para que Teherán adquiriera nuevos aviones eran entonces muy limitadas, la Unión Soviética y Francia apoyaban activamente al Irak baazista, Gran Bretaña se alineaba con Washington y Beijing no tenía, en ese momento, una oferta de exportación estructurada. De hecho, a lo largo de la guerra contra Irak, de 1980 a 1988, la fuerza aérea iraní tuvo que operar en completa autarquía, no sin éxito contra los MIG, Sukhoi y Mirage iraquíes. Sin embargo, al final de esta guerra, debido al desgaste en combate pero también al canibalismo de los aviones por falta de piezas, la flota de cazas iraní se había reducido a la mitad y enfrentaba inmensas dificultades en términos de disponibilidad, mientras que Occidente y Las sanciones soviéticas continuaron aplicándose. Teherán logró adquirir, a principios de la década de 90 tras el primero en el Golfo, nuevos cazas, 40 Mig-29 de Moscú así como 24 J-7 chinos, mientras que unos cuarenta Su-22 y veinte Mirages F1 iraquíes llegaron a refugiarse en Irán para escapar de la campaña aérea aliada contra Bagdad.
Desde entonces, el inventario teórico de la flota de cazas iraní apenas ha variado, salvo por desgastes vinculados a accidentes, envejecimiento de la flota y dificultades de mantenimiento. A partir de 2006, tras la reanudación de los trabajos de enriquecimiento de uranio por parte de Teherán, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impuso sanciones muy severas contra el país, privando a sus fuerzas aéreas de cualquier posibilidad de modernización, incluso a Moscú o Pekín. Además, si bien la industria de defensa iraní ha logrado avances significativos en los últimos años en ciertas áreas, como los drones, misiles balísticos et defensas antiaéreas, el diseño de un avión de combate moderno y eficaz sigue siendo difícil de alcanzar, a pesar de los intentos inconclusos del fabricante de aviones HESA con los cazas ligeros Saeqeh y Kowsar derivados del F-5. Pero las cosas bien podrían cambiar en los próximos meses. En efecto, según el pentágono, Irán habría enviado pilotos y equipos de mantenimiento a Rusia para entrenar en los Su-35, el caza más avanzado de la fuerza aérea rusa, y podría recibir una veintena de aviones a partir de 2023 para reforzar y modernizar sus fuerzas aéreas.
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[…] 10 de diciembre de 2022 […]
[…] de ciertas habilidades como misiles. Así, varias fuentes convergentes indican que los 24 Su-35ES construidos inicialmente para Egipto pero cuya entrega fue cancelada,... mientras que los pilotos y técnicos de mantenimiento iraníes ya estarían formados en Rusia. De […]
[…] y aliados, acuerdos relativos a la adquisición de equipos militares muy avanzados, como los 24 Su-35 construidos inicialmente para Egipto, pero nunca entregados. El creciente aislamiento de los dos países en el escenario mundial es de hecho un […]
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