Como parte del programa IPS-HPM, el ejército estadounidense asignó una dotación de 66 millones de dólares al programa Epirus Leonidas para el desarrollo de su cañón de microondas.
Los drones suicidas de largo alcance, como municiones al acecho, han sido sin duda, en los últimos años, una de las revelaciones militares tecnológicas más importantes.
Fáciles y económicos de producir, con una gran capacidad destructiva, un alcance que puede superar los 2000 km y una precisión casi métrica, estos drones representan un arma con capacidad estratégica una vez producidos en grandes cantidades, incluso para un país que no dispone de recursos muy importantes.
Y si el término “cambiador de juego” se usa a menudo en exceso y de forma indiscriminada cuando se trata de sistemas de armas, sin duda se aplica a estos nuevos drones ligeros, ya que hoy en día es tan difícil protegerse de ellos, y que dan medios a sus poseedores. de acción que, hasta entonces, estaban fuera de nuestro alcance.
Debido a su trayectoria de vuelo y velocidad relativamente lentas, estos drones no son, fundamentalmente, difíciles de interceptar. Pero su bajo coste unitario, del orden de 20.000 dólares para el Shahed 136 iraní utilizado ampliamente por Rusia en Ucrania, permite llevar a cabo ataques masivos que saturan los sistemas de defensa convencionales o explotan sus debilidades.
Mucho menos costosos que los misiles antiaéreos que hoy constituyen la mayor parte de la defensa occidental, también pueden saturar rápidamente las capacidades de estos sistemas o, simplemente, vaciar sus reservas de municiones.
Para hacer frente a esto, los ucranianos están desplegando cada vez más sistemas de artillería antiaérea, ya sean guiados por radar como el Cheetah alemán, o controlados por operadores, como los numerosos cañones Bofors y Oerlikon enviados en los últimos meses por los occidentales para proteger. infraestructura crítica contra estas amenazas.
Más allá de los cañones antiaéreos convencionales, la mayoría de los principales ejércitos del mundo están desarrollando armas de energía dirigida para responder a esta amenaza. Los ejércitos estadounidenses han tomado una importante ventaja en este ámbito, por ejemplo con el sistema láser Helios, que ya equipa a algunos buques de la Armada estadounidense, o con el sistema láser aerotransportado SHIELD desarrollado por la Fuerza Aérea estadounidense.
Pero sin duda es el ejército estadounidense, a través del programa de Capacidad de Protección contra Incendios Indirectos, que es el más dinámico en este campo, con el sistema láser Guardian de 50 Kw montado en un vehículo blindado Stryker actualmente en prueba, el sistema láser pesado Valkyrie IFPC-HEL de 300 Kw para hacer frente a objetivos más grandes, como misiles de crucero, y el pesado cañón de microondas IPFS-HPM.
Junto con estos sistemas, El ejército estadounidense acaba de asignar un presupuesto de 66 millones de dólares a la empresa Epirus para desarrollar prototipos de su sistema anti-dron de pulso electromagnético dirigido Leonidas, diseñado específicamente para eliminar una gran cantidad de drones ligeros de una parte del cielo, mientras evade los sistemas amigos cercanos.
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