La US Navy acaba de anunciar el retiro del servicio del LCS Sioux City, unidad 6ᵉ de la clase Freedom, mientras que el buque con más de 1 billón de Md$ entró en servicio en noviembre de 2018, hace apenas 5 años.
Decir que el programa Littoral Combat Ship o LCS de la Marina de los EE. un tremendo fracaso probablemente sería un eufemismo. En efecto, más allá de los numerosos reveses que han sufrido los barcos de la Independencia et Freedom desde su admisión al servicio activo a fines de la década de 2000, estos barcos nunca han logrado hacer aquello para lo que fueron diseñados.
Inicialmente, el programa LCS era permitir que la Marina de los EE. UU. compensara la retirada del servicio de las fragatas de la clase OH Perry, así como la futura retirada de los cazadores de minas de la clase Avenger. Para hacer esto, los barcos de la clase Freedom e Independence tenían que ser altamente modulares, lo que les permitía responder a una amplia gama de misiones que iban desde la presencia en áreas menos intensas hasta la guerra antisubmarina y guerra de minas en la zona litoral.
Ante las múltiples dificultades encontradas, el desarrollo de los módulos de misión se interrumpió en 2015, dejando barcos débilmente armados e incapaces de llevar a cabo misiones especializadas como ASM o mine warfare. Al mismo tiempo, el endurecimiento de las tensiones internacionales redujo el potencial ofensivo y defensivo de estos barcos, que resultaron insuficientes para enfrentarse a la armada china o rusa.
De hecho, desde mediados de las décadas anteriores, la US Navy se comprometió a reducir drásticamente el volumen de LCS a entregar. Se esperaba así liberar hombres y fondos para armar el nuevo programa de fragatas que se estaba diseñando, que luego se convertiría en la clase Constellation. Fue sin embargo sin contar con el conservadurismo de los parlamentarios estadounidenses, y por sus intereses de defender la continuación de los programas para dorar su imagen política local.
Si inicialmente el programa LCS iba a entregar 50 barcos, sin embargo se redujo a 32 cascos ante los ruegos de la Marina, estando las últimas unidades aún en construcción en los astilleros Austral y Lockheed-Martin.
Sin embargo, con la evolución de las tensiones, los recursos militares chinos y rusos, y las dificultades encontradas por la Marina de los EE. UU. en materia presupuestaria y de recursos humanos, esta última ha emprendido, desde hace 3 años, un gran enfrentamiento con el Congreso para retirar la mayor cantidad posible de LCS. del servicio, a falta de poder impedir su entrega.
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